Los desafíos y oportunidades que se presentan tras el Covid-19 en materia de movilidad están sobre la mesa de muchas administraciones locales de nuestro país; entre ellas, la de Sevilla. Por eso, el pasado 25 de junio nuestro director general y portavoz de Smart Mobility, José Luis Zimmermann, conversó con Juan Carlos Cabrera, teniente de alcalde delegado del Área de Gobernación y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla. Este es un resumen de esa conversación sobre movilidad compartida y el futuro de la ciudad.
El reto es el mismo, pero las soluciones son diferentes. En los últimos años, pero, sobre todo, en los últimos meses, estamos presenciando cambios radicales en la configuración de nuestros entornos urbanos; ciudades que han tenido que adaptarse, en tiempo récord, a nuevas necesidades y exigencias de movilidad. Sevilla es una de ellas.
Hace tiempo que la capital andaluza se marcó el objetivo de avanzar hacia un modelo de ciudad sostenible. Fue pionera en España en el despliegue de un servicio público de bicicletas y la creación de carriles bicis y, ahora, pretende seguir avanzando en el compromiso de construir una ciudad con cero emisiones, en consonancia con el propósito europeo (el Pacto Verde), que marca este objetivo para 2050. Y el camino para alcanzarlo parece claro: “una apuesta por una movilidad activa (peatón y bicicleta), la movilidad compartida y el transporte público”, como explica Juan Carlos Cabrera, delegado de Gobernación y Fiestas Mayores, área sobre la que recae Movilidad, de Sevilla.
Todo ello aparece recogido en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible de la ciudad; un plan que dibuja un nuevo modelo de ciudad partiendo de un diagnóstico inicial de los trayectos cotidianos (origen – destino) y los modos de transporte más utilizados para ello. Siempre, además, sin olvidar el área metropolitana (de donde proceden la mitad de los desplazamientos que se realizan en la urbe).
Las líneas de trabajo para una ciudad sostenible
Entre las propuestas que incluye el Plan de Movilidad Urbana Sostenible del Ayuntamiento de Sevilla, Cabrera destaca aquellas que tienen que ver con las restricciones en la política de aparcamientos o la pacificación del casco histórico, donde se ha limitado la velocidad a 30km/h, dando prioridad a peatones, bicis y patinetes. Estas limitaciones van acompañadas de una serie de alternativas de movilidad que buscan sustituir al coche privado sin que ello perjudique la actividad comercial y económica de la zona.
En esta línea, se está planificando la ampliación del metro ligero para conectar con el principal Nodo intermodal con el centro. También se están creando zonas de aparcamiento y nuevos tramos de carril bici (actualmente la ciudad tiene alrededor de 200 km. ciclables). Igualmente, el Ayuntamiento se ha propuesto sacar el carril bici de las zonas compartidas con los peatones (aceras), creando espacios segregados para bicicletas y patinetes, evitando problemas de inseguridad.
La otra pata fundamental es la movilidad compartida.
La regulación de la movilidad compartida en Sevilla
La movilidad compartida es una de las piezas clave del plan de movilidad urbana del consistorio. Prueba de ello es el recientemente convocado proyecto piloto para patinetes eléctricos. Cabrera destaca que desde el Ayuntamiento se ha venido observando el uso de este tipo de vehículo en los últimos meses, concluyendo que “el patinete compartido ha tenido muy buena aceptación y acogida por parte de los sevillanos”. La orografía de la ciudad y la configuración del espacio, favorece este tipo de vehículo.
Por ello, el Ayuntamiento aprobó el pasado mes de mayo, la convocatoria del proyecto piloto por el que se seleccionará a dos empresas de alquiler de patinetes para operar en la ciudad con 1.000 vehículos cada una de ellas y por un periodo de prueba de 18 meses. El periodo para la presentación de candidaturas por parte de las empresas interesadas, finalizó el pasado día 9 de julio. Por lo que según Cabrera, a lo largo del verano conoceremos a las dos adjudicatarias.
La movilidad compartida va en la dinámica y en la filosofía de movilidad de Sevilla
Con la regulación en marcha, se pretende normalizar esta actividad y ordenar el espacio público mediante la creación de unos puntos de aparcamiento en zonas estratégicas (cerca de 200 puntos) que den continuidad a la movilidad de la ciudad. De este modo, el patinete se convertirá en un modelo de movilidad verdaderamente sostenible para todos: “Sin duda alguna, Sevilla apuesta y va a seguir apostando tanto por los vehículos de movilidad personal como por las bicicletas”.
En este sentido, el Ayuntamiento ha anunciado que se desarrollará un procedimiento similar destinado a las empresas de alquiler de bicicletas eléctricas, complementario al servicio municipal de alquiler de bicicletas, ya existente, Sevici. “Es fundamental que las bicicletas eléctricas se sumen a esta oferta”, beneficiándose del aumento de los carriles bici, apuntaba Cabrera. “Creemos firmemente en la movilidad compartida”, apunta Cabrera, quien recuerda que va integrada en la dinámica y en la filosofía de movilidad de Sevilla.
Otras alternativas de movilidad urbana
Con respecto al resto de opciones disponibles para los ciudadanos, Cabrera hace también referencia al taxi y las VTC: “Las VTC han venido para quedarse y al igual que la movilidad compartida, ofrecen un servicio de calidad”. Por ello, asegura que el Ayuntamiento no tiene previsto establecer ningún tipo de restricción al tratarse de un servicio público de transporte, aunque insiste en la importancia y en la urgencia de que la Junta de Andalucía desarrolle un reglamento autonómico para compatibilizar la actividad de ambos sectores, VTC y Taxi.
Todas estas medidas, apunta Cabrera, beneficiarán tanto a los habitantes como a los turistas: “cuando gana Sevilla, gana también los que nos visitan y por tanto, ganamos todos”.
El transporte público: la alternativa más perjudicada por el COVID-19
Pese a los planes del consistorio para poner en marcha un modelo de movilidad urbana más sostenible, la realidad es que la crisis sanitaria ha hecho mella también en Sevilla. Una de las áreas más afectadas ha sido la del transporte público, cuyo uso se ha reducido hasta alcanzar un 3-5% en los peores momentos de la pandemia. Actualmente, ha vuelto a subir hasta el 46%, aunque esta cifra sigue siendo baja, especialmente si la comparamos con el 80% de utilización que tiene el vehículo privado.
De ahí, los esfuerzos del consistorio por incentivar el uso del transporte público, en el que, asegura Cabrera, se están cumpliendo todas las medidas de seguridad para los trabajadores y los usuarios, certificadas por el sello AENOR. El responsable de Movilidad de Sevilla confía en que, con el tiempo, vayan desapareciendo las reticencias de los usuarios y se recuperen los niveles de uso del transporte público.
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Con este tercer y último encuentro se cierra un ciclo en el que también han participado los Ayuntamientos de Valencia y Madrid, y donde se ha puesto de manifiesto cómo actualmente, todas las ciudades de un cierto tamaño se enfrentan a un doble problema que tiene una misma causa: la congestión y la contaminación derivada de un elevado uso del coche privado.