Si los últimos años ya habían estado marcados por un fuerte impulso de la digitalización, tanto a nivel nacional como europeo, la irrupción del COVID-19 y los posteriores planes de recuperación y resiliencia no han hecho más que afianzar su importancia. Aunque no es la única tendencia que las circunstancias del último año han contribuido a consolidar. En paralelo, hemos podido observar también una creciente preocupación por la innovación y el crecimiento sostenible, lo que ha dado en llamarse la «transición verde». De ahí que, al hablar de futuro, ambas parezcan ya indisociables: tendrá que ser, necesariamente, un futuro digital y verde.
Ahora bien, convencidos como estamos de que ambas tendencias pueden y deben caminar de la mano, no podemos obviar que el fuerte impulso que ha tomado la transformación digital presenta sus propios desafíos para la ansiada transición verde. El gasto energético vinculado a los nuevos modelos de negocio digitales, la contaminación o la generación de residuos son algunos ejemplos de ello.
Por ello, conscientes de este cambio de cultura y de paradigma, las autoridades, tanto nacionales como europeas, han situado a la sostenibilidad en el centro en sus planes. En este punto, desde Adigital solo podemos celebrar esta decisión, aunque siempre recordando la importancia de velar por la armonización y la coordinación entre todos los países de la Unión Europea y, de esta manera, salvaguardar el mercado único.
En respuesta a los desafíos medioambientales de la transformación digital
A nivel legislativo y propositivo, los últimos años han sido muy fructíferos en el ámbito de la sostenibilidad: el Pacto Verde Europeo y el nuevo Plan de Acción de Economía Circular de la Comisión son los ejemplos marco más relevantes.
A nivel nacional también se han dado importantes avances. A finales de junio de 2020, se publicaba la Estrategia de Economía Circular española (“España Circular 2030”), basada en el nuevo Plan de Acción europeo, con orientaciones estratégicas, líneas principales de actuación y una serie de objetivos cuantitativos para 2030. Además, hace apenas dos meses el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico abría el proceso de información pública del primer Plan de Acción de Economía Circular 2021-2023 de España.
Estos grandes acuerdos se ven materializados, después, en propuestas regulatorias concretas. Por ejemplo, a nivel europeo, en 2019 se actualizaba la Directiva sobre los residuos y a la vez se aprobaba otra normativa relativa a la reducción del impacto de determinados productos de plástico en el medio ambiente. Y, sin ir más lejos, en la actualidad, la Comisión Europea está inmersa en la revisión de los requisitos básicos de los envases y residuos de envases, para revisar la Directiva 94/62/CE que regula la puesta en el mercado de los envases, así como la prevención y la gestión de los residuos de envases con especial foco en el packaging.
España, se encuentra en plena transposición de las directivas anteriormente mencionadas mediante el Anteproyecto de Ley de residuos y suelos contaminados que incorpora nuevas definiciones y revisa el ámbito de aplicación a la vez que impulsa la economía circular. Además, contiene novedades en materia de fiscalidad ambiental con el fin de incentivar la economía circular y pone el foco en el ámbito de la prevención con medidas de impulso para fomentar el diseño, la fabricación y el uso de productos que sean eficientes en el uso de recursos, duraderos, reparables, reutilizables y actualizables especialmente en particular para los aparatos eléctricos y electrónicos. Por último, revisa la regulación sobre la responsabilidad ampliada del productor (RAP) en coherencia con la normativa comunitaria.
El trámite de este Anteproyecto incluye la notificación a la Comisión Europea por sus posibles implicaciones en el correcto funcionamiento del mercado del interior, que concluyó recientemente. Ahora tendrá que volver a ser aprobado por el Consejo de Ministros y posteriormente, comenzará su tramitación en el Congreso.
En paralelo, en España se está tramitando también un proyecto de Real Decreto de envases y residuos de envases que contribuirá al desarrollo de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados. Previsiblemente, el texto abordará la incorporación de las ventas a distancia a las obligaciones en materia de Responsabilidad Ampliada del Productor (RAP) de los envases.
Cómo abordar con éxito los retos legislativos y regulatorios para un futuro verde, digital y global
Si bien es cierto que la regulación en el ámbito de la sostenibilidad es oportuna, también es compleja en un mundo global y con modelos de negocios cada vez más transnacionales. A ello se une la necesidad de entender el funcionamiento de los nuevos modelos de negocio. Volviendo al ejemplo de la venta online, cualquier recomendación o cambio normativo que se produzca en materia de packaging, residuos o sostenibilidad en general deberá tener en cuenta la complejidad de su cadena de valor y los diferentes actores que participan en ella.
Por otro lado, pensando en las transiciones verde y digital como un fenómeno global, tiene sentido abordar cualquier propuesta desde una óptica internacional y orientar toda la regulación hacia la armonización dentro de la UE.
Por ello, desde Adigital insistimos en que la regulación debe llevarse a cabo de una forma proporcionada y que, en ningún caso, comporte costes e incrementos de la burocracia o fragmente el mercado del interior. De esta manera, aumentarán la competitividad, las oportunidades de crecimiento y la riqueza de los negocios, así como la capacidad de elección de los consumidores y ciudadanos.